Voy a escribir hoy sobre esta querida institución de Tornquist. Haciendo un poco de memoria, recuerdo a los primeros hombres y prácticamente fundadores del club hípico; algunos de ellos fueron don Serafín Fiori, Antonio Crespo, Rogelio Cafasso, Constancio Chrruca, Angel Echave, Reinaldo Maccari, Jorge Weiman, y quien estas líneas escribe.
En aquel entonces se realizaban carreras cuadreras, y no había un punto fijo donde desarrollarlas.
Más o menos en 1946 siendo intendente don Daniel Ruppel, fuimos a verlo Rogelio Cafasso y yo, que éramos muy allegados a él. Le dijimos lo que pretendíamos hacer: formar una comisión de personas honestas, que cobraría entradas para beneficios de instituciones de Tornquist. Y así se empezó.
La entrada costaba un peso, a veces había quien no lo podía pagar, pero los aficionados no debían quedarse con las ganas de ver a sus favoritos. ¡A cuántos le habrá pagado la entrada don Rogelio Cafasso!
El primer hilo de alambre que se puso lo donó don Constancio Churruca, y los palos fueron obsequio de don Francisco Rodríguez, mayordomo de la estancia Chica. Los colocaron a fuerza de pala y pico, sin cobrar nada, Alfredo Rinaldi y José Rodríguez (El Torero), colaborando con la tarea de alambrar J. Santillán y Gerónimo López Ras.
Después vino el año 55 con la revolución libertadora y esta comisión dejó de ejercer. Nos reunimos por iniciativa de Cafasso, decidimos invertir en ropa para el hogar de ancianos todo el dinero que habíamos juntado con gran sacrificio.
Había en el hogar siete abuelitos y siete viejitos, los vestimos de pies a cabeza. Lamentablemente, los libros de comprobantes desaparecieron con la revolución, y no queda constancia del monto total invertido en la compra de ropa, pero numerosas fotografías que tengo en mi poder reviven ese momento emocionante.
El Club Hípico y Social Las Sierras hoy se halla en un lugar de privilegio dentro de las instituciones de esta ciudad. ¿Por qué? porque después de nosotros lo tomaron muchachos jóvenes, llenos de aliento y ganas de trabajar, y así lo fueron levantando.
Muchas personas que hoy ven al club en su actual dimensión, no se dan cuenta de lo mucho que hubo que luchar para lograrlo.
Quiero recordar en estos momentos a algunos de los corredores de antes, pues ellos también cooperaron para lograr el desarrollo que hoy tiene el club: Enrique Celaya, Baldomero Pérez, Panchito Rodríguez, Goycochea, Justo Ramírez, Quinteros, Valeriano Gamboa, los Cisternas (el ñato y hormiga negra) Soria, Jesús Domingo Morales, gran amigo, que llegó al pago para correr una polla a beneficio de la Sociedad Española con el caballo “El Gaucho”, el 12 de octubre de 1946, Abel Rivas y su padre Ceferino, etc.
También devoraron distancia en nuestra pista importantes caballos pero quien, dentro de los aficionados a nuestras carreras en estos pagos, uno se acuerda todavía de “La Mimosa” vinieron de todas partes a correr: “El Santiaguito” de Córdoba, “La Pulguita” de Pringles, la famosa “Pumayén” de La Pampa y tantos más. Simpática yegua “La Mimosa”: Vos fuiste la que levantaste aquí el espíritu y pusiste tu granito de arena para que hoy sea lo que es el Club Hípico y Social Las Sierras. Quizás algún día un monumento junto a la pista te recuerde para siempre… A la comisión que actualmente rige los destinos del club, a todos ellos un gran abrazo.
Tal como lo recordaba el bisabuelo Cayetano Macchi Nota publicada en la edición de Observador Serrano del 12 de Julio de 1984