Un novedoso proyecto de reciclado de lana de esquila para la confección de aislantes térmicos se está elaborando desde el municipio de Tornquist, con la idea de generar un polo industrial que recolecte y utilice la materia prima de los productores locales, para fabricar estos elementos y, luego, utilizarlos en forma local o bien venderlos.
La iniciativa es impulsada por la comuna serrana, en conjunto con la Universidad Provincial del Sudoeste y el ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense.
Por ahora, la idea se encuentra en pañales, en plena etapa de recabado de información, sobre todo para saber con cuánta materia prima –llámese lana de esquila- se cuenta en el distrito, mientras se avanza en otras cuestiones como la locación del lugar del procesamiento. La intención del municipio es desarrollarlo con fondos propios y que sea un emprendimiento- que comience en el distrito y después se centre en toda la región.
Ya con el material generado, llegaría la fase de su utilización. En un primer momento se emplearía en forma local, ya sea para viviendas sociales o instituciones, por ejemplo, de manera de dar a conocer el material. En una segunda etapa, la idea es comercializarlo como un producto tornquistense.
La producción, aseguran desde la comuna, es ecológica por donde se la mire. No solamente eso, sino que permitiría la generación de puestos de trabajo en dos localidades del distrito serrano donde se ubicarían los centros de proceso: la cabecera y una segunda que, por el momento podría ser Chasicó.
La lana, aclaran, estaría asegurada: los ovinos de nuestra región se producen esencialmente para carne y la lana obtenida no es de calidad para la industria textil. De acuerdo a relevamientos que se están llevando a cabo e información oficial, existen los suficientes ovinos en el distrito como para dar el puntapié inicial, y después se avanzaría en acuerdos similares con otros territorios de la zona. De hecho, explican que muchos productores no saben qué hacer con la lana que obligadamente deben esquilar y que usualmente terminan quemando, enterrando, malvendiendo o almacenando en galpones.
El producto final es un material similar a la lana de vidrio, pero sin sus características negativas, ya que se trata de un elemento ecológico que no se deshace con el paso del tiempo. Tampoco –aseguran- genera problemas para la salud.
El primer puntapié ya fue dado: días atrás se llevó a cabo una reunión con productores, en la que se presentó el material a confeccionar, elaborado en forma local por la docente Carla Golbek, de la UPSO. El interés fue muy grande, sobre todo cuando se piensa que podría tratarse de una industria novedosa, nacida en el seno del distrito serrano.
“Hablamos particularmente de Tornquist, pero obviamente pensando en escalar el proyecto a toda la región –resume el secretario de Producción municipal, Víctor Antón-. Acá hay muchos ovinos que se utilizan para carne, y la lana termina siendo un residuo para el productor, que tiene que pagar la esquila y no le genera nada; en muchas oportunidades la queman y, en otras, la entierran”.
A partir de este material, la idea es confeccionar algo similar a la lana de vidrio. En nuestro país, ya se están haciendo algunos experimentos similares, pero desde la comuna se proyecta que este distrito sea el epicentro de esta potencial industria a nivel regional.
“Queremos que Tornquist sea el epicentro de toda esta movida: es decir, utilizar esa lana, lavarla, acondicionarla y hacer el fieltro. Serviría para aislar techos y paredes, sobre todo ahora que están muy de moda el steel framing y la construcción en seco. Permitiría reemplazar a la lana de vidrio y no tendría este problema de desgastarse con el tiempo”, explica.
Para ello, ya se está haciendo el relevamiento del número de animales que podrían aportar lana en este distrito y en otros: hubo llamados desde Puan, Pigüé, Magdalena y hasta de Trelew, en Chubut, desde donde ya se está llevando a cabo un proceso similar y están exportando el producto terminado a Chile.
“Ya estamos hablando con los productores informales que hay en el distrito para tener una idea de cantidades, para saber con cuánta lana vamos a contar. También estamos en comunicación con la gente del ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia y de la Chacra Experimental de Barrow, donde están haciendo una pequeña experiencia con esto, con la idea de arrancar el proyecto”, sostiene.
Luego llegará el momento del proceso industrial. Desde el municipio hablan de “ir de a poco para usar algo que es un residuo, poder industrializarlo y hacerlo en Tornquist”.
“En principio, si uno quiere hacerlo de forma artesanal, se puede empezar a lavar lana con bateas. Luego, el proceso de secado es al sol y posteriormente viene el armado de los paños con una herramienta de carda similar a las que se utilizan para hacer los trapos de piso”, cuenta.
Luego, la lana se lava con sales de boro –bórax- en una disolución mínima. Gran parte de los elementos empleados en el proceso se pueden reutilizar.
”Es un proceso que es ecológico, porque la lana no se apolilla. El producto terminado tiene una eficiencia térmica muy parecida a la lana de vidrio. En cuanto al precio, hoy es algo más caro que la lana de vidrio, pero porque no hay disponibilidad en el mercado; no hay nadie que lo haga”, aclara.
Antón indica que es muy temprano para hablar de tiempos, ya que todavía hay que terminar con el relevamiento de chacareros y animales.
“Muchos productores tienen lana y no saben qué hacer con ella. Es decir, el recurso está, pero hay que movilizarlo y acordar el precio con la gente. Todos sabemos que el productor tiene que pagar sí o sí la esquila, pero con esto después podría conseguir ingresos por algo que hasta ahora quema o entierra”, explica.
Por ello, en un inicio se comenzaría a negociar con los productores más chicos, proponiéndoles absorber el costo de la esquila.
“En principio, la idea sería hacer dos centros de acopio y proceso, generando entre cinco y siete puestos de trabajo, que podrían estar ubicados en Tornquist y en una segunda localidad, como Chasicó. Nosotros apuntamos a nuestro sector industrial planificado y a los galpones del ferrocarril”, sostiene.
¿Carne o lana?
Según se explica desde la Provincia, las razas ovinas preparadas para la producción de carne tienen una lana gruesa y rústica, que no se puede emplear en la industria textil.
Sin embargo, esto no implica que los animales no deban ser esquilados anualmente, ya que esto generaría inconvenientes en su desarrollo y su salud. Esta cuestión termina siendo un problema para los chacareros, que deben deshacerse de la lana sobrante –por ahora inservible- quemándola, enterrándola o dándola como una módica parte de pago de la esquila.
A partir de datos oficiales de Senasa, en la provincia de Buenos Aires se trataría de unos 3,8 millones de kilos que se podrían reunir año a año. En ese sentido, el 97% de esta lana pertenece a pequeñas unidades productivas que, solo en territorio bonaerense, son aproximadamente 24 mil.
Se entiende que la utilización de este material actualmente desperdiciado, para producir mantos termo-acústicos, generaría en un beneficio directo para este sector.
Fuente: LA NUEVA.COM