FOTO: Chacra de Don Antonio Mancinelli y flia. y su coche Buick – Año 1922
Don Antonio Mancinelli y doña Eugenia Lanaro formaron su hogar en Bahía Blanca y de allí vinieron a Tornquist.
Su descendencia la formaron cinco varones y cuatro mujeres.
Hoy todos ellos han constituido su familia y son hombres y mujeres de respeto, pues supieron aprovechar lo que sus padres les dieron en educación.
Don Antonio fue un hombre bonachón. Su carácter amable lo hacía ser querido por todo el que trataba con él.
Se distinguía por su forma de hablar y de decir lo que sentía (uno de sus hijos, Emilio, se le parece muchísimo en eso).
Don Antonio se dedicó casi siempre a la agricultura. Sembraba en los campos de “Palermo”. Allí luchó permanentemente, junto a doña Eugenia, compañera de toda la vida, y entre los dos fueron criando a sus hijos.
Cuando se colocó la piedra fundamental de la Sociedad Italiana de SM. doña Eugenia fue la madrina de la ceremonia (el padrino fue don David Catani).
A la familia Mancinelli, Dios le dio un don que muchos no lo tuvieron; fabricaban queso de oveja y era una delicia saborearlo.
Yo tuve ese gusto pues mis padres eran afectos a ese producto; a nosotros se nos hacía agua la boca cuando lo comíamos.
Lo traían al pueblo y lo comercializaban. Luego llevaban lo que sobraba a la ciudad de Bahía Blanca, donde tenían una numerosa clientela.
Lo llevaban en su Buick (de esos que echaban humo si no se le ponía agua constantemente al radiador). ¡Cuántas veces, quizás, se habían quedado en el camino. Pues antes no existía la ruta asfaltada y se hacía difícil superar los repechos y lomas que había en el trayecto.
Pero así era la vida, y cada cual ponía el hombro para seguir adelante.
Eran tiempos de lucha, pero nadie se quejaba. Ahora en cambio, todo es más fácil, pero hay quejas por todas partes-
A los descendientes de don Antonio Mancinelli, un afectuoso abrazo.
Tal como lo recordaba el bisabuelo Cayetano Macchi. Publicado en la edición de Observador Serrano del 29 de noviembre de 1984