Si bien el verano se asocia con condiciones en las que la transmisión de procesos virales respiratorios es menos frecuente, el virus del Covid-19 continuará circulando.
Y por ello, es fundamental mantener las condiciones de cuidado personal, como ser el uso de barbijo, la higiene de manos y el distanciamiento social.
“Se percibe cierto relajamiento de la gente por la llegada del verano, como si el calor evitara la propagación del virus. Y no es así. Los riesgos de contagio son exactamente los mismos”, señaló el doctor Fernando Martín Piumatti (MP 2105), jefe del servicio de Neumonología del Hospital Interzonal Penna.
El coronavirus pandémico SARS-COV 2, continuará produciendo infecciones respiratorias durante el verano en nuestro país, aunque es probable que la circulación sea menor a la del invierno.
“Hablamos a partir de la experiencia que se vive en Europa. Porque, en realidad, no hay demasiadas certezas sobre esta enfermedad, sino que se va trabajando día a día, con prueba y error permanente”, agregó el facultativo.
En general los virus respiratorios pueden transmitirse cuando una persona enferma tose, estornuda o habla emitiendo pequeñas gotitas que alcanzan a otra persona situada a una distancia corta (en general a no más de 2 metros). El contagio también puede darse, aunque en menor medida, al tocar superficies u objetos contaminados (picaportes, teclados, etc).
Se ha determinado, además, que el coronavirus pandémico puede permanecer suspendido en el aire, sobre todo en ambientes interiores, un tiempo variable dependiendo de la ventilación del lugar, del tamaño del recinto y la cantidad de personas. Esto se conoce como transmisión por “partículas aerosolizadas”. Esta vía de contagio puede afectar a personas que estén alejadas del enfermo o inclusive producirse luego de que la persona infectada abandone el lugar.
“Por eso, la recomendación es mantener los hábitos de cuidado personal. Las imágenes del fin de semana largo produjeron preocupación en nuestro sector, porque se afianza la posibilidad de tener una segunda ola de contagios, al igual que en Europa”, amplió.
Más allá de que el jefe del servicio de Neumonología del Hospital Interzonal Penna confía en la eficiencia de las vacunas que están prontas a lanzarse, opinó que la vacunación no es la solución definitiva.
“El mensaje no es claro en ese sentido. Porque está comprobado que el virus no se comporta como debería comportarse, o como lo hacen otros virus similares. Eso lo demuestra que afecta de distinta manera a los pacientes y no hay tratamientos infalibles. Entonces, siguiendo esa línea de pensamiento, es posible que la vacuna no sea exitosa para el cien por ciento de la gente”.
“La vacuna, en verdad, va a reducir la circulación del virus, pero no lo va a eliminar. Por eso, insistimos que seguir cuidándose es clave. Y también hay que tener en cuenta que la vacunación no va a ser inmediata para todos. Es imposible vacunar en forma masiva, porque la logística requiere de cuestiones muy puntuales”.
Piumatti fue contundente al afirmar que habrá complicaciones en el transcurso del verano.
“Creo que es inevitable que llegue una segunda ola, porque frente al primer fin de semana largo caluroso, la gente relajó los cuidados. No es muy auspicioso lo que se viene. Realmente es preocupante y es lamentable que no podamos aprovechar la experiencia de lo que se vive en el otro hemisferio”.
Modos de prevenir
Si bien el verano se asocia con condiciones en las que la transmisión de procesos virales respiratorios es menos frecuente, hay ciertas circunstancias que pueden favorecerlas, como por ejemplo:
–Permanecer mucho tiempo en ambientes públicos con aire acondicionado: algunos sistemas de refrigeración ayudan a la recirculación de aire en el recinto, lo que sumado a la falta de ventilación natural puede favorecer el contagio a través de las partículas aerosolizadas. Esta modalidad de contagio podría minimizarse mediante la colocación de filtros especiales en los equipos de refrigeración (filtros HEPA), o ventilando en forma periódica o permanente el lugar. También es importante mantener el aire a una temperatura adecuada porque exponerse a una diferencia importante entre el ambiente exterior e interior (mayor a 10°C) puede afectar los mecanismos de defensa de las vías aéreas.
–Situaciones de estrés excesivo: diferentes circunstancias propias de la finalización del año (fechas de exámenes, fechas límites para entregar trabajos o incluso los preparativos para las fiestas o las vacaciones) pueden generar una carga adicional de estrés que a su vez afecta el sistema inmunológico, lo que hace que la persona esté más propensa a contraer una infección respiratoria o a que ésta tenga una evolución más grave.
–Hacer repentinamente actividad física demasiado exigente: motivados por las condiciones climáticas y la mayor disponibilidad de tiempo muchos eligen esta opción en verano. Si bien el ejercicio físico es beneficioso en muchos aspectos, iniciar actividad física exigente en forma abrupta (sobre todo luego del confinamiento) también puede debilitar el sistema inmune.
–Viajar: En el transporte público de larga distancia, donde se comparte un espacio cerrado y reducido durante varias horas con muchas personas, es posible contagiarse de otros pasajeros que podrían estar enfermos. El sistema de circulación de aire en los aviones hace que sea bastante menos probable el contagio que en los transportes terrestres. Además, puede suceder que algunas personas viajen al extranjero, y entren en contacto con cepas de virus desconocidas para el sistema inmunológico, lo que los haría más susceptibles a infectarse o inclusive re infectarse. El traslado a otras provincias que se encuentren en una situación epidemiológica diferente también puede implicar un mayor riesgo de enfermarse.
–Ambientes super contagiadores: algunos recintos como bares, restaurantes, discos o gimnasios, que generalmente tienen mucha actividad en época de verano, pueden ser potencialmente ambientes “super contagiadores” ya que pueden reunir las condiciones necesarias para los contagios a través de partículas aerosolizadas.